Te prometí que en vez de reventarme los nudillos contra la pared te escribiría. Que antes de hacer cualquier gilipollez te hablaría. Hacía demasiado tiempo que no cogía un boli y me ponía a escribir, o a teclear. Tal vez le he perdido el gusto. Tal vez se me fueron las ganas contigo.
Fuimos tan fugaces. Espontáneos a veces. Celosos como los que más. Tan críos. Tan inmaduros. Tan poco preparados. Tú tan "corre" y yo tan "espera que me he cansado".
He perdido las ganas de escribir. Ya no sé. No me sale. Con lo fácil que me resultaba antes. Qué lástima. Aquí sí que te puedo culpar a ti, lo siento. Pero más lo deberías sentir tú. De todas formas, siendo feliz tampoco podía escribir. Cuando más jodida estaba, mejor escribía. Ahora no estoy jodida, al menos no tanto, pero me falta algo. Ganas.
Enhorabuena, tú ganas.
O mejor hablamos de tus ganas.
¿Y mis ganas dónde están?
¿Te echo de menos o sólo son necesidades inútiles creadas por mi subconsciente que no quiere dejarte desaparecer totalmente de mi mente?